Una situación de vulnerabilidad produce en la vida de la mujer una serie de conflictos económicos, familiares, personales, sociales y psicológicos que acarrea un desgaste significativo a toda la sociedad. Desde el punto de vista psicológico, la mujer en este estado, experimenta un estado de ansiedad que desencadena posteriormente en conflictos con su entorno, su familia, y consigo misma; desde la visión personal, el ser madre le implica un cambio en su proyecto de vida que no solo la afecta, sino que involucra la frustración de las expectativas familiares sobre ella; además desde el punto de vista económico, la familia, en la mayoría de los casos, debe asumir la responsabilidad económica, social y psíquica sus dependientes y su sustento reduciendo más o mejores oportunidades de crecimiento personal en todos sus ámbitos.